lunes, 17 de enero de 2011

No hacemos caso de las señales del cielo .


-¡Que viene! ¡Que viene! Rápido, escóndete. Cierra los ojos y quizás así, no pueda verte. Quizás no pueda siquiera tocarte. ¿Porque sabes lo que pasaría, verdad? Las manos. Esa puta manía con las manos. Que te rozan la piel y te atraviesan el alma. Y qué frío, joder, qué frío. Que apenas tienes veinte años y te han dado vuelta a la vida. Así, con la razón en los pies y el sinsentido rellenando el hueco que ha quedado en tu cabeza. Si casi no te has dado cuenta. Si casi es ahora cuando te estás dando cuenta. Y en realidad te gusta. Te encanta. Ahora que te incendian la nieve. Que te tocan por fuera y ardes por dentro. Qué calor, las manos, qué calor. Acarician como una tormenta de verano y... Ya está; tocado. Hundido

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