Quererse poco, flojito, de lado y sin querer. Cenarse la esperanza y beberse de un trago los nunca más. Volverse un nadie cualquiera. Borrarse la cara de vergüenza. Y bajarse el orgullo hasta los tobillos. Algún día, si sufres de suerte, puede que te encuentres con ella. Que te ame a cobro revertido, que te deje contra reembolso, que te olvide sin remitente.
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